Los hechos se remontan a 1980, cuando Michael fue sentenciado a cadena perpetua por haber cometido un supuesto homicidio. El asesinato por el cual se le acusaba era el de JT Mc Garry, que fue cometido en 1978.
El tribunal acusó a Michael de haber matado al hombre con dos disparos a la cabeza movido por los celos, ya que ambos salían con la misma mujer.
Pero la Justicia al fin reconoció que el ADN recogido como prueba no era el suyo y admitió que uno de los testigos directos que lo acusaban estaba bajo la influencia de las drogas.
Cuando el ansiado día llegó y la Justicia declaró a Hanline inocente, Michael quiso celebrarlo por todo lo alto yendo a por una gran hamburguesa. Es increíble verlo disfrutar con algo tan insignificante pero a la vez gratificante.
Ahora Michael quiere recuperar el tiempo perdido aprendiendo sobre nuevas tecnologías y saliendo a pescar. ¡Un plan estupendo!