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Mark Zuckerberg, basta ya de censurar los pechos en Facebook

2015-02-03-confessionfemeninside.jpgEl 29 de enero publiqué Confession d’une ex-Femen en Editions du Moment. Tan contenta, decidí ponerme de perfil en Facebook la foto de la portada de mi libro. Claro está, sin contar con el exceso de pudor engañoso de tu reino virtual, ni con su tendencia a censurar como el que no quiere la cosa. Tres días después, me doy cuenta de que mi foto de perfil se ha evaporado y de que ya no puedo conectarme. Entonces recibo un mensaje de tu reino, que me indica que mi cuenta ha sido bloqueada de forma indefinida. ¿El motivo? La portada de mi libro, juzgada inapropiada porque contiene desnudez (aunque haya que pararse más de diez segundos para distinguir dos relieves mamarios cubiertos por un amplio texto).
Dime, Mark, ¿no estarás intentando jugármela? Tú, que permites que durante meses se puedan ver en tu red violaciones colectivas… Tú, que dejas pulular imágenes de decapitaciones, torturas, animales eviscerados, publicidad morbosa, desagradable y estúpida que utiliza el cuerpo desnudo de una mujer para fines mercantiles… Tú, que permaneces impertérrito ante perfiles abiertamente pornográficos que se marcan un pequeño álbum donde descubrimos con pavor fotos de apéndices en erección que nos incitan a hacernos amigos suyos para disfrutar de otras cochinerías (con perdón por mis amigos porcinos)…
Pese a todo, ya te dijimos que exagerabas.


Cuando censuras la web de la galería Laure Roynette que muestra la serie ‘Chewing Girls’ de la fotógrafa Clémence Veilhan, cuando proscribes la web de la asociación ‘Un bracelet contre le cancer’ [Una pulsera contra el cáncer] por publicar la foto de una mujer embarazada desnuda o el cartel de Pauline Delpech en 2012, que pretendía sensibilizar sobre la importancia del diagnóstico de cáncer de mama (por el que cada año mueren en el mundo 520.000 mujeres). Hasta un internauta que había publicado una imagen de El origen del mundo de Gustave Courbet te mandó a los tribunales por supresión repentina de cuenta. Para refrescarte la memoria, te dedicamos un bonito Tumblr con el repertorio de todos tus ridículos bloqueos.
Hay una pregunta que me taladra la cabeza, Mark. ¿Conoces a Marianne? Es nuestro símbolo en Francia, emblema de la República, de la libertad, la igualdad y todo eso. En un famoso cuadro de Delacroix, los pechos se le salen de la camisa. Entonces, si decido publicar una foto de La libertad guiando al pueblo, ¿mi cuenta será sepultada en los bajos fondos de la red?
Tú eres muy cuco con tu libertad de expresión. Enseguida se la restriegas por la nariz a tus usuarios con un post cargado de buenas intenciones y publicado en tu propia cuenta de Facebook tras los atentados contra Charlie Hebdo. Te cito:

«Me he comprometido a construir un servicio en el que se pueda hablar libremente sin miedo ni violencia».

Libremente, salvo que se trate del pecho de una mujer. El pecho está mal; aparte de las mamás con bebés súper monos y el ritual sagrado de la lactancia, ante el cual finalmente te has rendido y has decidido autorizar en tu reino. Si bien este último parece dotado de un cerebro competente para ofrecernos publicidad a tutiplén y para desposeernos de nuestros datos personales, su encéfalo apenas distingue la pornografía y la violencia (ejercida a las mujeres, entre otras) del arte y el mensaje político.
Al mismo tiempo, Mark, eres bastante coherente. Ten en cuenta que justo el pasado diciembre me condenaron a un mes de prisión condicional, a pagar 2.000 euros por daños y perjuicios y 1.500 euros de tasas por exhibición sexual tras una acción militante con el torso desnudo para defender el derecho al aborto. En la vida real, apelé esta decisión, pero en tu casa no existe la pestaña «apelar» sobre la que podamos pinchar. Y como soy feminista, no puedo evitar señalar que los pechos masculinos circulan con total impunidad mientras que yo recibo tus preceptos bienintencionados como una bofetada discriminatoria. A ver si va a ser que Facebook es falócratra.
Mark, sácame de esta terrible duda, por favor. Desbloquéame y te enviaré mi libro. Ya estamos metidos de lleno con el tema.
A pecho descubierto, te envío un saludo cordial.
Éloïse Bouton

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