Sin lugar a dudas, el programa cómico mexicano más exitoso y popular de toda la historia es El Chavo del Ocho.
Creación de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, el cual se calcula que ha sido visto hasta la fecha por unas 30 millones de personas en 90 países.
Está de más mencionar el impacto que la serie ha tenido no sólo en México, sino en Latinoamérica.
Donde sus personajes y las icónicas frases pronunciadas por estos se han vuelto del dominio público y parte de la cultura popular.
Sin embargo, un detalle en el que muy pocas personas han reparado es que, aunque el primer nombre que se menciona al inicio de la serie es el de Gómez Bolaños.
Para después enumerar a los demás miembros del elenco, el verdadero protagonista de esta comedia es otro y NO el personaje de El Chavo.
De acuerdo a las distintas definiciones de la palabra “personaje” entendemos que se trata de “aquello que desempeña un papel fundamental en un asunto”.Oo la “persona que en un suceso tiene la parte principal”, este honor recae, sin lugar a dudas en el personaje de Don Ramón, interpretado por Ramón Valdés.
¿Quién era el verdadero protagonista?
La importancia de “Ron Damón” (como lo llama El Chavo) es tanta que el personaje tiene en muchos países, como Brasil y Ecuador, mayor aceptación que el resto de sus “vecinos”, superando no sólo a Quico y a la Chilindrina, sino al mismo Chavo del Ocho. Este hecho se vio reflejado en los niveles de audiencia y la calidad y “gracia” del programa, los cuales cayeron notablemente tras la salida de Ramón Valdés, en 1979.
Aunque Gómez Bolaños incorporó a Raúl “El Chato” Padilla, con el personaje de Jaimito el cartero, para sustituir la ausencia de Don Ramón, este nuevo habitante de la vecindad nunca gozó de la popularidad y aceptación que el del papá de la Chilindrina.
Un dato que muchas personas desconocen es que el personaje del desempleado y holgazán inquilino de la casa número 72 fue el motivo de la creación de la serie.
La cual se originó cuando Chespirito se dio cuenta del éxito que tuvo un sketch en el que Valdés interpretaba a un vendedor de globos que discutía con un niño pobre de ocho años (Gómez Bolaños), cuando ambos trabajaban para el canal 8, que luego se fusionaría con el canal 2 para crear Televisa.
A continuación te presentamos las principales razones no sólo de su popularidad, sino de la parte fundamental que desempeñó en la serie.
Don Ramón es 50% responsable de la creación del programa.
Si la “química” que surgió entre los personajes de El Chavo y Don Ramón no hubiera funcionado tan adecuadamente como lo hizo en el sketch del vendedor de globos, la serie de El Chavo del Ocho.
Nunca hubiera visto la luz, ya que en ese entonces, Chespirito estaba más enfocado en personajes como El Chapulín Colorado, Chaparrón Bonaparte y el Chómpiras.
Su personaje es quien une a los demás miembros de la vecindad.
Esta condición se hizo más evidente cuando Valdés dejó el programa, ya que entonces se notaron las interacciones indispensables entre los demás miembros del elenco, las cuales eran la fuente de la mayoría de las situaciones cómicas y, en muchos casos de los argumentos de capítulos enteros.
Es el centro de los conflictos… aunque no los ocasione
Aunque muchas de las situaciones en las que terminaba envuelto eran accidentales o causadas por enredos y confusiones, Don Ramón era quien siempre recibía las cachetadas de Doña Florinda, los desplantes de “chusma, chusma” de Quico, y era quien le debía 14 meses de renta al Señor Barriga.
Don Ramón era quien tenía que lidiar con los niños
A pesar de la escasa paciencia que normalmente demostraba hacia los infantes, Don Ramón era quien más interactuaba con ellos, incluso cuando estos terminaban convirtiendo en desastre las pocas ocasiones en que trabajó, y por lo mismo siempre acababa agredido por Doña Florinda cuando ésta pensaba que había molestado o golpeado a Quico.
Sus enredos amorosos siempre fueron los más divertidos e interesantes.
Sin duda muchos recuerdan el romance entre el Profesor Jirafales y Doña Florinda, ya que la escena de la “tacita de café” se repetía con bastante frecuencia, pero lo cierto es que era más cómico ver a Don Ramón tratando de escapar del asedio de su eterna enamorada, Doña Cleotilde, la Bruja del 71; o tratando de conquistar a Gloria, la guapa vecina que ocasionalmente se integraba al elenco.
Sus frases aportaban una buena parte de las carcajadas.
Aquí hay que aclarar que, aunque los argumentos y la mayoría de los diálogos eran escritos por Chespirito (quien daba oportunidad a los actores de incorporar expresiones y actitudes propias), la gracia con la que Ramón Valdés los pronunciaba le agregaba humor adicional. Sólo basta recordar sus inolvidables “Pierda barriga, señor cuidado” “no te doy otra nomás porque…” “con permisito, dijo Monchito” y “¿qué pasó, qué pasó, vamos a’i?”
Era el único que NO tenía que actuar
Mientras que varios adultos interpretaban a niños, Rubén Aguirre encarnaba a un maestro y Florinda Meza a una viuda con mandil y roles en el cabello, Ramón Valdés prácticamente no ocupaba vestuario ni caracterización. Algo que pocos saben es que Chespirito le ofreció el personaje pensando que era el actor ideal para interpretarlo y además de pedirle que actuara como en su vida cotidiana Gómez Bolaños le recomendó “sé tú mismo”.