Habían pasado dos años desde la muerte de Brenda Schmitz cuando su esposo, David, recibió la llamada.
De la emisora de radio KSTZ en Des Moines, Iowa, urgiéndole a que se presentara en la estación de radio.
En KSTZ llevan más de dos décadas concediendo deseos navideños a sus oyentes. Esta vez, sin embargo, la carta no había sido enviada por David.
“Dijeron que habían recibido una carta diciendo que alguien quería concederme un deseo.
Pregunté de quién era y dijeron ‘es tan personal que no podemos decírtelo por teléfono. Tienes que venir aquí’”, recuerda David.
Un poco antes de que Brenda muriera debido a cáncer de ovarios ella había escrito la carta pidiendo su deseo navideño. Nunca la envió, en cambio se la dio a una amiga y le pidió que la enviara a la estación sólo después de que su esposo les encontrara una nueva madre a sus cuatro hijos.
Fue así que cuando David decidió casarse con Jayne Abraham y la carta fue enviada a la estación.
“Una carta anónima fue enviada a ‘Deseo Navideño’ de Star 102.5. Hemos estado concediendo deseos navideños por más de 20 años y nunca leí una carta como la que recibí de Brenda”, dijo Scott Allen, gerente de la estación. “Todos, sin importar la edad, se conmovieron”.
La presentadora Colleen Kelly leyó la carta de Brenda a David:
“Mi razón para escribir es ésta. Tengo un deseo. Tengo un deseo para David, los niños y para la nueva mujer que está a su lado. Quiero que sepan que los amo mucho”.
Mi primer deseo es para la nueva compañera de David: Quiero que tenga un día de SPA y relajación. Porque ella se lo merece por ser la nueva madre de todos los niños y no es una tarea fácil. Por favor, háganla sonreír y que sienta que todos sus esfuerzos son valorados por mi. Gracias, te quiero seas quien seas, háblame, yo te escucharé desde el cielo.
Mientras leía la carta en vivo en la estación de radio era imposible para la locutora esconder la emoción y lo conmovida que estaba, continuó leyendo:
“Mi segundo deseo es para toda la familia, un viaje mágico. Un lugar donde puedan disfrutar su compañía en familia y crear esos recuerdos que estarán por siempre…”.
El tercer y último deseo de Brenda era para los médicos y enfermeras que día a día la habían atendido a ella, y a muchos otros pacientes, en el hospital.
” Quiero que tengan una noche llena de bebidas, comida y diversión por todo lo que hacen estos héroes para salvar a los pacientes con cáncer”.
David estaba en lágrimas, conmovido, pero no tan sorprendido como cabría esperarse, y es que él sabía que Brenda había estado siempre con ellos, que jamás los había dejado en estos dos años desde su muerte y que cuidaba de su familia desde el cielo.
“Brenda y yo hablamos antes de que muriera. Me dijo que conociera a alguien, que amara a los niños y los tratara como si fueran suyos. Le pregunté cómo sabría cuando conozca a esa persona. Brenda dijo que lo sabría porque ella estaría allí”.
Como era de esperarse, la estación cumplió los deseos de Brenda y enviaron a la familia a Disney Word en Florida, en dónde Jayne tuvo también su fin de semana de SPA prometido.
“Nunca hemos tomado vacaciones familiares y esto será maravilloso”, dijo Jayne agradecida, “nuestros corazones están palpitando y tan llenos ahora mismo”, añadió.
El increíble gesto de Brenda demostró un amor infinito para su familia; tan grande que, aun tan cerca de la muerte era en ellos y en su bienestar en quien pensaba y por quienes se preocupaba. No hay duda que como el amor de una madre no hay dos.
