Lydia Davies, de 23 años, ha decidido contar su terrible experiencia con la anorexia en un libro donde narra cómo fue su vida ingiriendo únicamente 13 calorías al día.
Su enfermedad comenzó a afectarla cuando tenía 18 años y entró a la universidad para iniciar sus estudios de moda.
Luego de una cita con un chico, comenzó a sentirse muy avergonzada de su cuerpo y apareció un sentimiento de odio hacia sí misma que hizo que empezara a alterar por completo sus hábitos alimenticios.
Lydia pasó de comer con normalidad a alimentarse con un refresco light y tres cucharadas de sopa de espárragos al día; y llegó a pesar tan solo 30 kilos.
Debido a su extrema delgadez, sus compañeros de la universidad la llamaban ‘la flaca’ y solían burlarse de su apariencia.
Un día se vio en el espejo y se asustó por cómo lucía, y ante el temor de ser ingresada a un hospital, comenzó a beber y cayó en alcoholismo, bebiendo dos botellas de vino al día, hasta que sus padres descubrieron que escondía hasta 40 botellas de alcohol debajo de su cama.
Afortunadamente, tras varios años de sufrimiento Lydia se ha esforzado por recuperarse y salir adelante, y considera que está en el camino correcto para superar la enfermedad. Ella cuenta que su novio la ha ayudado mucho y que ya no se siente obsesiva con la balanza. “Ahora consumo 1.500 calorias al día,” asegura.
Pese a todo, la joven dice ser consciente de que la anorexia le ha dejado secuelas: “Yo sé que tendré problemas a largo plazo debido a mi anorexia. Tengo problemas de rodilla y de cadera. Puedo sentir que mis huesos son débiles. Incluso aún me siento culpable. Todavía siento las voces de la anorexia, sólo he tenido que aprender a ignorarlas”.
Según cuenta Davies, el objetivo de su libro es ayudar a otros jóvenes a reconocer sus propios problemas de alimentación, así como a tener una mayor comprensión de la anorexia, uno de los principales trastornos alimenticios que afecta a miles de personas alrededor del mundo.