Quizá hayas visto en el inicio de tu cuenta de Facebook la imagen de la princesa iraní Qajair y al leer su historia te hayas sorprendido.
Supuestamente era una rompecorazones, tuvo 145 pretendientes y 13 de ellos se quitaron la vida luego de haber sido rechazados.
Junto al texto aparecen dos imágenes de la supuesta princesa,en las que se recalca que en la primera aparece sin afeitar y en la segunda recién afeitada>.
Además, aseguran que se consideraba un símbolo de perfección y belleza.
La verdad detrás del mito
Sin embargo, se trata de una de esas leyendas urbanas que se disfrazan de realidad para poder hacerla atractiva y convertirla en un tema viral.
Su cometido era sorprender a los lectores con los cambios en los cánones de belleza a través del tiempo.
A pesar de que se trata de información errónea, ya que la imagen no pertenece a la persona de quien se habla en el post, logró su cometido.
La mujer que aparece en las fotografías se trata de Anis-Al Doleh, una de las favoritas del sah de Persia Naser al Din Sah Qayar y a quien se le llamó el alma gemela del jeque.
Zahra Khanom Tadj es-Saltaneh (1883-1936), fue hija del rey persa y descendiente de la dinastía Qayar, familia que instauró su poder en el actual Irán desde 1794 hasta 1925.
Tadj es-Saltaneh destacó por su independencia y sus aportes a los cambios que sufrió su país a principios del siglo XX.
Aunque se casó y tuvo cuatro hijos, decidió separarse, algo que no era bien visto en aquel tiempo.
Luego se convirtió en musa del poeta Aref Qazviní y acabaría escribiendo su propia obra sobre los cambios acontecidos en Irán.
Fue un símbolo feminista de la época y una de las primeras mujeres en utilizar indumentaria occidental en su país.
Fomentó la igualdad entre hombres y mujeres en la primera década del siglo XX, convirtiéndose posteriormente en tema de estudio en muchas universidades.
Realmente no se sabe nada sobre sus pretendientes o de si algunos de ellos se suicidaban debido a su rechazo.
La confusión con las imágenes virales se debió a que se quiso hacer pasar a una de sus esposas como su hija la princesa.
Pese a todo, la realidad es que los cánones de belleza establecidos en Irán a finales del siglo XIX y principios del XX, eran completamente distintos a los de la actualidad.
Gracias a la afición del sha por la fotografía es que podemos conocer a varias de las mujeres que formaban parte de su harem, las cuales compartían rasgos como el cuerpo robusto, la uniceja y el notorio bigote.
No cabe duda que en gustos se rompen géneros.
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