Una mujer de 27 años que pensó que estaba embarazada, tuvo la peor de las sorpresas.
Pues el supuesto feto resultó ser un tumor cancerígeno que la estaba matando.
Lauren Knowles, de Aberdeen, Escocia, sufrió una de las peores situaciones cuando pensó que estaba embarazada de siete semanas pero en realidad tenía una enfermedad mortal.
Hace dos años atrás, cuando tenía 27 años, se realizó una prueba de embarazo que le dio positiva, pero tenía el abdomen muy recrecido para el avance del embarazo, por lo que los médicos le pidieron que se realizara más estudios.
Lauren, embarazada de 7 semanas con una panza muy grande.
La ecografía no mostró ningún latido ni la existencia de un bebé.
Cuando la examinaron, los médicos comprobaron que tenía un embarazo molar, es decir un tumor que se desarrolla en el útero a causa de un embarazo no viable.
“Nunca pensé que tenía cáncer pero cuando empecé a sangrar, me hice varios análisis y el resultado decía que tenía siete semanas de embarazo”.
“Estaba aterrorizada y un día llevé a mi hijo al parque y mientras lo empujaba en los columpios, miré para abajo y vi que había sangre por todos lados”.
“Tuve que salir corriendo hacia el hospital” recuerda.
Lauren tuvo que empezar quimioterapia.
A pesar de los fuertes tratamientos, no mejoraba.
Sin embargo, aunque le removieron el tejido cancerígeno, y fue sometida a una fuerte quimioterapia que le causó la pérdida de su cabello, el tumor continuaba creciendo a una tasa alarmante.
“Cuando la ecografía mostró que la masa en mi útero era cáncer, empecé la quimioterapia inmediatamente. Perdí mi pelo y a los tres meses de empezar el tratamiento, di a luz a la masa en el baño del hospital”.
Pero, después de sufrir unos terribles dolores estomacales, Lauren sintió la necesidad de pujar, como si su dolor fueran contracciones, y tras pujar varias veces en el baño, sola, “dio a luz” al tumor.
El tumor tenía el tamaño de una pera y, extrañamente, la mujer se curó del cáncer al liberarlo como si hubiera tenido un hijo.
Lauren pasó por momentos muy difíciles junto a su familia.
“El tumor creció en mi vientre de la misma forma que lo hubiera hecho un niño, las mismas hormonas que lo crearon, hacían que las pruebas de embarazo me dieran siempre positivas” contó Lauren después.
A pesar de que los doctores le dijeron que era peligroso e imposible que volviera a quedar embarazada, Lauren logró tener a su hija Indi, un año después de sufrir la enfermedad.
“Me sentí tan aliviada cuando vi al tumor en el fondo del toilet que sabía que finalmente todo había terminado”.
Lauren tenía en esa época un hijo, Charlie, de 5 años, y recuerda que con la enfermedad tuvo los mismos síntomas que cuando quedó por primera vez embarazada, pero todo se complicó cuando empezó a tener pérdidas.
Lauren junto a su pareja y su hijo Charlie.
Después de 5 meses de tratamiento, Lauren no mejoraba, hasta que finalmente expulsó el tumor en el baño.
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